Educación

Relato Interno de una Maestra Enamorada de la Educación.
Caminemos juntos y de la mano…
La educación es creadora de sueños y la puerta hacia posibilidades, logros,
habilidades y ante todo mucha magia. Siempre me ha fascinado la transmisión
de saberes, la familia, la comunidad, los valores …lo que yo considero pilares
fundamentales de la educación. Por ello desde muy temprana edad tuve muy
claro que quería ser maestra.
Durante mi camino por el sendero de la educación me he topado con muchas
alegrías , con personas impresionantes, a las que guardo en lo mas hondo de mi
corazón, con aprendizajes inolvidables, con vivencias formativas y brillantes,
pero también me he topado con dilemas, con incertidumbres y ,a menudo, con
confusión.
Voy a relatar mi día a día cómo educadora ,la magia que respiro en el aula y las
aventuras a las que mis alumnos, mis compañeros y yo nos enfrentamos como
partícipes de una comunidad educativa privada.
Siempre había pensado en hacer las oposiciones y trabajar en un colegio
público, ya que valoro que tal vez mis habilidades como maestra son mas
necesarias en otros contextos políticos , socioculturales y mi sensibilidad por el
desarrollo emocional podría ser aun mas beneficioso para alumnos con
situaciones, un tanto, menos favorables que en el contexto privado. Pero la
verdad que me equivoqué. A pesar de mis deseos de hacer las oposiciones, me
ofrecieron un trabajo nada mas graduarme en la universidad y fue una oferta
imposible de rechazar, tutora de infantil , horario y salario completo y todas
las responsabilidades que eso conllevaba. Además escuchaba hablar a amigos y
compañeros acerca del trayecto traumático que les suponía las oposiciones y
pensé , ¿Para qué?
Al comenzar a trabajar en el sector privado tuve mi primer enfrentamiento
con un gran conflicto: la escuela como empresa. Este conflicto es algo que
incluso hasta el día de hoy me acompaña. Tras mis comienzos he cambiado de
escuela buscando un lugar que encajase con mi filosofía como aprendiz y como
maestra, incluso he viajado al extranjero a trabar en un colegio internacional  
en Chile, pero al estar en el sector privado siempre noto ciertas inclinaciones
de mis superiores para transformar o plasmar la educación como negocio. Puede
ser que mi manera de soportar esta situación no sea la mas adecuada y me viene
a la mente la frase “ojos que no ven, corazón que no siente”, pero en realidad
intento siempre no ahogarme en el pensamiento sobre el aspecto económico del
colegio y me centro totalmente en los alumnos .
Una vez llegas al centro te das cuenta de que sea público o sea privado, es
irrelevante cuando nos centramos en los niños. Estén dónde estén y de la
manera que estén, son niños y necesitan de alguien que les escuche, que les
guíe , que les comprenda y y que les apoye.
Y es allí donde encontré mi propósito , el amor. El amor por aprender y el amor
por enseñar. Enseñar a sentir, enseñar a pensar, enseñar a valorar, enseñar a
criticar, y simplemente aprender a ser.
El colegio en el que trabajo es un colegio que apuesta por la excelencia
educativa, la innovación y la preparación de los alumnos para saber
desenvolverse en el mundo moderna actual en el que vivimos. El colegio es
internacional y presume de ser un colegio que se basa en el curriculum
británico, en la filosofía de Reggio Emilia, en el bachillerato internacional, en el
programa de manejo de emociones KIVA, en ser examinadores oficiales de
Cambridge y otros muchas maravillas educativas. Pero es aquí donde me topo
con otro conflicto, como representante de esta propuesta educativa me veo a
veces exhausta y preocupada buscando tiempo y energía para poder abarcar
todas estas metas. La burocracia que cada una de estos enfoques necesita,
sumado a la falta de tiempo de planificación hace que una se plantee si en
realidad sería mejor, presumir de menos y cumplir en su totalidad con más.
Como maestra creo que yo , y por suerte la gran mayoría de mis compañeros,
somos flexibles, moldeables,creativos, cómo una bola de plastilina. Si manipulas
esta plastilina le puedes dar muchas formas, muchos usos y representaciones.
Pero si a esta plastilina la estiras , y la estiras, hasta que llega un momento que
por querer abarcar tanto con esa plastilina, esta se acaba agrietando,
fragmentando ,perdiendo su gran versatilidad y desanimando su visión acerca
de su práctica diaria. Algo que he aprendido con el tiempo es a no dejarme
estirar demasiado, conozco mis capacidades y mis limitaciones y me propongo
cada día mejorar en muchos aspectos de mi docencia. Si alguna vez llego a
sentirme tan estirada, que noto que mis alumnos van a salir perdiendo debido a
ello, me vuelvo a reagrupar conmigo misma y priorizo acerca de mis
“obligaciones” y siempre salen ganando las que favorezcan al alumnado. Después
comparto con mi coordinador, el motivo por el cual no he cumplido con dicha
“responsabilidad de empresa”. Hasta el día de hoy he tenido la suerte de que
siempre se me permite expresar mis justificaciones de por que hago lo que
hago , y cuando lo hago me entienden y siempre que sea posible me apoyan.
Uno de las enormes ventajas de trabajar en un colegio privado son los recursos
y el espacio que se nos ofrece. Convivimos en un colegio precioso, con amplias
clases compartidas, con muebles acogedores y cómodos. Las aulas invitan al
trabajo colaborativo, manera que trabajamos a diario, y fomentan el
acompañamiento de diferentes grupos de edad. Además disfrutamos de
extensos jardines, varios patios, terrazas, un huerto, un gimnasio. El uso de los
espacios es un complemento maravilloso para el aprendizaje de los alumnos,
disfrutan de diferentes áreas para poder disfrutar y sentirse cómo en casa.
Los recursos son múltiples y a veces me parecen incluso en exceso. Disponemos
de toneladas de materiales de papelería (Lápices,colores, tipos de papel…) y una
alta cantidad de recursos tecnológicos (Pizarras digitales, tablets,
ordenadores, proyectores…).
Los recursos humanos son completamente otra historia, todos los docentes del
centro estamos de acuerdo con la falta de apoyo físico. Si falta un profesor
tenemos que cubrir su clase , además de cumplir con nuestro propio horario, sí,
en este colegio somos todos unos expertos en malabares. Durante años he
pedido tener al menos un personal de apoyo para primaria, y así poder aliviar un
poco la carga del equipo. La respuesta siempre es negativa y justificado con que
el colegio no tiene presupuesto para ello, algo que me parece muy difícil de
creer.
A pesar de la explosión masiva de materiales, los maestros le damos muchísima
importancia al cuidado del material , al reciclaje y reuso de instrumentos y
hablamos a diario sobre los efectos negativos del exceso de consumo .
Este año doy clase a Year 7, es el equivalente de sexto de primaria en el
sistema español, tengo a 50 alumnos conmigo a diario aunque oficialmente sólo
soy la tutora de 25 de ellos. Trabajo siguiendo, como puedo, el programa del
bachillerato Internacional “PYP”, haciendo todo lo posible por trabajar de
manera transdisciplinar y tener presentes las necesidades educativas más
urgentes de nuestro contexto actual. Escucho a los niños , a sus dudas e
incertidumbres como por ejemplo, ¿Por qué el desarrollo material de nuestra
civilización sigue provocando tanta degradación medio ambiental ecosistémica?
A pesar del gran desarrollo científico y tecnológico, ¿por qué la civilización
occidental sigue tan insensible al subdesarrollo humano? ¿Por qué seguimos
permitiendo la expansión del hambre, la explosión de la pobreza y la falta de
vivienda y de condiciones mínimas de trabajo?
En clase trabajamos por indagación y tenemos seis unidades de indagación al
año. Cada una de estas unidades pertenecen a una temática transdisciplinar,
“Quiénes somos”, “Dónde nos encontramos en el tiempo y el lugar”, “Cómo nos
organizamos”, “Cómo nos expresamos”, “Cómo funciona el mundo”y
“Compartiendo el planeta”. Entre todos planteamos una idea central y de allí
partimos con el desarrollo del proyecto. Surgen líneas de indagación basadas en
nuestra idea central y los docentes nos dedicamos a intentar fusionar todos los
contenidos que el curriculum británico nos exige con nuestro proyecto.
Queremos trabajar dos unidades por trimestre, hay que destacar que las
unidades de indagación las "medio" planeamos las profesoras a principio de año,
con sus expectativas y objetivos. Después son un documento de contínuo cambio
y flexibilidad, construida por los niños, otros especialistas y en ocasiones
incluso las familias. Nunca se puede garantizar el cumplimiento temporal de la
unidad, ya que esto depende totalmente de los intereses y las necesidades del
alumnado. Dependiendo de la unidad y de la experiencia educativa en si , los
niños se agrupan de diferentes maneras. Es importante saber que cada trabajo
se hará en grupos diferentes. Le damos mucha importancia a el trabajo
colaborativo y el aprendizaje que se obtiene gracias a la interacción con
diversas personalidades. En el aula rara vez hay silencio, siempre queda el más
leve susurro de alguna pregunta,reflexión o risa emigmática. Los niños crean
constantemente obras de arte ya sea mediante sus presentaciones, sus
rítmicas y originales canciones educativas , sus fundamentadas y conmovedores
documentales o con sus sustanciosas y desarrolladas investigaciones.
Mi vida es un constante intento de atar lazos entre los que el colegio me pide
que deba enseñar con sus diferentes marcos teóricos, el contenido necesario
del currículum y lo que los niños me preguntan y desean conocer. Tengo suerte
de que se me otorga libertad a la hora de trabajar y con una buena
justificación y fundamentación pedagógica me permiten trabajar, mas o menos,
a mí manera en el aula.
Hablo de “mi” pero en el colegio me siento parte de un grupo , de un equipo,
incluso de una familia. Es cierto que mis compañeros, son uno de mis pilares
esenciales a la hora de trabajar. En muchas ocasiones trabajamos juntos, el
conocido “co-teaching”, y es una maravillas poder exponer a los estudiantes a
diferentes ideas y perspectivas sobre un mismo tópico u objeto de estudio.
Además los estilos de enseñanza y conocimientos del equipo de profesores (a
veces desde distintas disciplinas) se mezclan y así también potencian las
fortalezas de cada profesor.
Con mis compañeros comparto, discuto y amplío mi visión acerca del mundo en
el que nos movemos. Sin ellos ,mis días grises se convertirían en tormentas
oscuras y mis días de máxima felicidad y exaltación serian , a decir verdad, no
tan felices ni celebratorios. Me siento agradecida por encontrarme con
personas que no siempre entienden mi manera de trabajar pero si siempre la
respetan y me apoyan con compasión y empatía. Al fin y al cabo , todos
merecemos a alguien que nos tienda la mano y nos acompañe por nuestro
camino, ¿no?
Lo mas importante, y resalto, lo fundamental, lo mas sustancial y significativo
de mi día a día son los niños y niñas con las que comparto mi vida.
Estos niños y niñas son mis ALUMNOS. Alumnos en la totalidad de su palabra,
si fuésemos a buscar en el diccionario la definición de esta hermosa palabra
,dice que los alumnos son aquellos que aprenden de otras personas. Y si
fuésemos a analizar el punto de vista etimológico, «alumno» es una palabra que
viene del latín «alumnus», sustantivo derivado del verbo «alere», que significa
‘alimentar’ o ‘alimentarse’ y también ‘sostener’, ‘mantener’, ‘promover’,
‘incrementar’, ‘fortalecer’. Para mi un alumno es parte de mi familia, es un
maestro, es una persona a la que tengo la responsabilidad de sostener de
promover , de fortalecer en todos los aspectos que me sean posibles. Las
familias de mis alumnos se convierten ,en cierto modo ,en una parte más del
aula, les escribo emails a menudo y me reúno con ellos ,en mi tiempo libre, para
poder conocerlos mejor y compartir información acerca de sus hijos. Además
son bienvenidos en clase y siempre agradezco su colaboración. Mis alumnos y
alumnas saben que siempre estoy allí para ellos y que cualquier cosa que puedan
necesitar pueden compartirlo, ya sea sobre matemáticas, la menstruación, un
enamoramiento,un problema familiar, o incluso algo tan sencillo cómo un pequeño
malentendido entre compañeros. Digo sencillo, pero ante sus ojos, estas cosas
son inmensamente complejas y eso me parece una cualidad realmente mágica de
la mente Humana y en especial la mente de un niño. Cómo bien dijo Edgar Morin
en su conocida espistemología de la complejidad “La complejidad consiste en no
reducir ni el espíritu al cerebro, ni el cerebro al espíritu”.
La evaluación es el tejido envolvente que plasma y recolecta todo lo que vivimos
a diario en el centro. Lo considero mas que una herramienta , una necesidad
absoluta , e intento que sea una vivencia natural y con sentido en nuestra vida
escolar. Los alumnos me evalúan a mi, se evalúan entre ellos, se evalúan a si
mismos y reciben con frecuencia narraciones y aportaciones de sus profesores.
Después con todos estos datos se escribe un comentario personal para cada
alumno. Pero de nuevo , me encuentro con un conflicto a la hora de rellenar los
boletines finales de trimestre. Se me pide que evalúe por asignaturas tres
aspectos diferentes, la habilidad el esfuerzo y el conocimiento . ¿Cómo hago
para que ese océano de anotaciones, aportaciones,narraciones… se simplifique y
se encasille en tres miserables notas (A,B,C) ?,¿Cómo evalúo por asignaturas, si
se supone que apoyamos un proyecto educativo que une con sentido integral las
diferentes habilidades? Soy maestra, no maga. Y ¿ dónde hablamos de las
emociones? , el motor de nuestra vida en el aula.
¿No debe el centro replantearse algunas cuestiones?
Personalmente , y se que varios de mis compañeros también, hablamos sobre las
emociones y vivencias en el comentario personalizado que se nos permite
rellenar al final del boletín. Pero yo me pregunto , ya que el colegio presume de
poder desarrollar de manera moderna las necesidades específicas de los
alumnos, de manera práctica y relevante, ¿no deberían de hacer visible esa
educación a través de un boletín real , honesto?
Hablando de hacer visible el aprendizaje, esto me hace pensar en el tema de la
documentación pedagógica . Desde mis inicios en esta escuela se nos ha animado
siempre a documentar las vivencias en el aula. Fotografiando las etapas de
desarrollo de un proyecto, anotando comentarios de los alumnos , organizando
cronológicamente los descubrimientos de los alumnos. Pero este año siento que
no lo estoy llevando muy bien. Me frustra mucho la falta de tiempo, este año
tengo muchas extras “tareas” en el centro y los alumnos de sexto de primaria
requieren un poquito más de tiempo para la corrección de ciertos trabajos que
la de los niños de tres años con los que trabajaba en otros cursos. Cuando digo
que tengo tareas "extras" me refiero a las responsabilidades añadidas que me
impone el centro. Por ejemplo , a última hora del día (16:00 a 17:00) tengo que
cambiar de clase y desarrollar un proyecto co-curricular (también impuesto por
el centro) ,que no me parece relevante y que me supone mucho más desgaste
físico y emocional , con todos los otros cursos de primaria. Obviamente
encuentro el lado positivo de esta experiencia, disfruto conociendo al resto del
alumnado del centro y modifico ,como puedo , las actividades que llevamos a
cabo.
Además el colegio me pidió ser mentora, tutora personal, de dos de nuestros
alumnos que presentan altas capacidades. Debido a la poca organización de los
horarios y la saturada carga laboral de mis compañeros, resulta que solamente
tengo unos 20 minutos a la semana para poder trabajar con estos niños. Aún así,
intento motivarles y guiarles en un pequeño proyecto personal que están
desarrollando, una novela y un canal digital educativo.
Sumado a todo esto, está la obligatoriedad de asistir a más de una decena de
eventos (no siempre productivas y fructíferas) , tener que ofrecer servicios de
“cuidado” a la hora del comedor, el acompañamiento a los coches al final del día
y ni hablemos del protocolo de uniforme tanto para alumnos cómo para
profesores. Personalmente siempre encuentro un lado positivo a estas
responsabilidades, disfruto acompañando a los niños mientras comen, me gusta
pasar tiempo con ellos fuera del horario lectivo y los eventos , en ocasiones, son
muy formativas y unen al equipo docente. Pero todas estas responsabilidades
añadidas a las muchas que ya de por si tenemos , a veces nos saturan a los
docentes.
De nuevo vuelvo a hacer referencia a la metáfora de la plastilina… quiero
abarcar tanto que siento que a veces no logro completar la totalidad de mis
“propuestas”. Esto es algo que pienso mejorar, necesito hacerlo. Necesito
optimizar mi tiempo y he pensado en hacerlo involucrando aún más al alumno en
la creación de la documentación. Me he planteado , para este segundo
trimestre, ofrecer a los alumnos la posibilidad de ser fotógrafos y a otros la
tarea de entrevistar a compañeros acerca del desarrollo del proyecto, rotando
cada dos semanas. Ellos serían los encargados de crear la documentación del
proyecto , así los alumnos tendrán mas autonomía , responsabilidad y sentido de
pertenencia, pudiendo reflejar y hacer aun mas visible nuestros procesos de
aprendizaje en el aula.
Tengo la sensación de que este relato jamás lo acabaré, podría seguir
escribiendo infinitamente, aprendiendo, reflexionando y sintiendo. Volviendo a
cada rato para modificar, añadir o construir algún significado nuevo.
¿Y no es esa la profesión docente?
Cada día aprendo gracias a, y junto a, las personas que me rodean, alumnos,
compañeros, profesores, familiares… Se me ocurren nuevas ideas de cómo
mejorar, se me plantean nuevas incertidumbres e incluso me enfrento a retos
internos /externos y a batallas colosales en el ámbito profesional y personal.
En definitiva , cada día enseño, aprendo y me ENCANTA .

Gracias por caminar a mi lado y sobre todo gracias por darme la mano.

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